El vuelo.

Es cierto que la descripción del verbo “volar” es diverso para cada persona, y les aseguro que muchas definiciones se relacionan con la palabra “libertad”. Decidimos buscar ropa cómoda, desayunar bien temprano y rodar hacia la aventura, y para nuestra sorpresa no fue tan lejos que rodamos. Conocimos a Roberto, el instructor de vuelo en parapente, con su amabilidad nos recibió como viejos amigos, y depositamos en el nuestra confianza, y vidas, claramente.

El destino fue Playa Los Cocos, para muchos este nombre resonara, y el punto de partida, ni se lo imaginan. Hay que decir que la vista desde arriba de nuestro estado Vargas, es algo impresionante, breathtaking dirían algunos. Arge, fue la primera valiente, el proceso de la seguridad es mucho más complejo de lo que parece, la sincronización de los pasos, el viento, uno aprende bastante siendo espectador.



Mientras se arreglaban para despegar, tuvimos la grata compañía de un pequeñin llamado Sebastián, tan entusiasmado por volar, que con sus pocas palabras lograba describir perfectamente su emoción. ¿Listos? ¡A correr! En el momento en que la vi hacer el salto un nudo se me hizo en la garganta, paso seguido una tonelada de alivio cuando lograron alzar vuelo, en ese momento desee estar allí, disfrutando de esa libertad, por muy instantánea que haya sido, ella como lo describe, fue una experiencia que se debe vivir antes de morir.

 A pesar del poco tiempo que se tiene para saborear la libertad al volar, es suficiente para apreciar un punto de vista totalmente distinto a lo que la gente puede ver diariamente, una vista a las que pocos tiene la oportunidad de disfrutar. Estoy seguro de que en algún momento, mientras ella volaba, se tomo unos segundos para apreciar, por primera vez, desde lo alto un presente divino, una panorámica privilegiada.



¡Mi turno! Si ella pudo, ¿por que no yo? Debo confesar que antes de despegar, estando frente a la rampa sentí esas cosquillas nerviosas previas a hacer algo increíblemente extremo. Era la hora del despegue, había sido una larga mañana, y creo que merecía acabar con éxito. En un momento corría, y en un abrir y cerrar de ojos mis pies sobre las ramas de los arboles mas cercanos, por poco pierdo un zapato. 


 Campos de golf, El Avila a mi espalda, y el basto mar frente a nosotros, que mas atractivo que aterrizar en una playa. Pude ver viejos hoteles, esos que se oyen en las historias de nuestros padres, hasta el tope de turistas, y por instante me lo imagine, desde abajo aplaudiendo y saludando a los paracaidistas, por unos instantes pude ver lo que habría sido, y lo que deseo que sea.


  
Roberto, el instructor, antes de aterrizar me dijo algo bastante interesante, y cito: "Eduardo, hay que aprovechar lo que la madre naturaleza nos ha ofrecido." Eso quedo resonando en mi mente luego que aterrizamos y hasta hoy; es un buen pensamiento, con toda la razón, cada oportunidad que se nos presente, por mas atrevida o loca que sea, debemos aprovecharla, porque luego no cabe el arrepentimiento. Con esto quiero invitarlos a que se atrevan a experimentar cosas nuevas. Atrévanse a vivir.





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Sobre nosotros

Una chica que transforma sueños en realidad e ideas en aventuras. @Argelyf Un muchacho con un toque intelectual y poético, con hambre de nueva experiencias.